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CARMEN VIDAL: GUIONISTA, DIRECTORA Y PRODUCTORA

Eres de Ibiza pero desde hace más de una década vives en New York, ¿crees que hay similitudes entre Ibiza y New York?
Tanto la una como la otra son imán de atraer a personas muy diferentes, con unos backgrounds y unas historias muy diferentes, que suelen viajar mucho y pasar temporadas en otros lugares y esto provoca un interés de acoger personas de todo tipo.

Los dos espacios permiten experimentar, Ibiza está más centrada en el turismo pero creo que hay mucho espacio para jugar y experimentar, de una forma lúdica, de forma original y creo que también le pasa a New York, nuevos negocios, tiendas, restaurantes... Formas de hacer cosas que en otros sitios no las encuentras. Además, ambos lugares son muy tolerantes y dan sensación de libertad.

¿Qué echas de menos de New York cuando estás en Ibiza y que echas de menos de Ibiza cuando estás en New York?
Cuando estoy en New York echo de menos la calma, la tranquilidad, la naturaleza de Ibiza. Y cuando estoy en Ibiza echo de menos la actividad, la velocidad y la parte urbana, dinámica y cosmopolita de la ciudad.

¿Sientes que has tenido que demostrar el doble por ser mujer en una industria tan de hombres?
Creo que es una industria, en general, complicada para todos porque no hay un camino claro de los pasos a dar. Para todo el mundo hay una parte de búsqueda, de encontrar tu voz y tu individualidad para contar historias.

En mi caso, ser mujer es parte de mí, de mi identidad y condicionan las cosas que me interesan, entonces, de forma natural, me asocio con otras mujeres para documentales y otros trabajos. Es verdad que, a veces, estoy en un festival y me doy cuenta que soy la única mujer pero también es verdad que ha cambiado mucho. Desde hace 20 años que empecé hasta ahora, sí se nota que hay más presencia de mujeres.

Sí ha habido un ejercicio de reflexión sobre qué puedo aportar yo, por mi edad, mi sexo, mis intereses, mi identidad, mis valores y mi experiencia. Al final es parte de mi subjetividad.

¿Por qué crees que hay tan pocas mujeres en la industria?
Hay mujeres en la industria pero diría que en menos puestos de poder. En general hay menos directoras mujeres y menos directoras de fotografía pero por ejemplo los últimos 5 Goyas a director novel han sido para mujeres.

Lo dicho, claramente está cambiando, es algo más general de la sociedad europea, en los puestos de poder hay más hombres aunque eso, cada vez más mujeres encuentran su lugar como directoras, productoras, editoras.

¿En qué te ha ayudado ser mujer y en qué te ha perjudicado?
Me ha ayudado a que haya una fluidez en los temas que tomo, en los temas que me interesan. Por ejemplo, me fui a Tanzania a trabajar sobre el acceso a la tierra de las mujeres en la tribu Kura y lo que teníamos en común con ellas es que éramos mujeres, hablaron con nosotras por nuestra condición de mujeres, esto hizo que se abrieran y compartieran sus historias. El tipo de historias que yo busco, me facilita el acceso por ser mujer.

Hablamos de tu cortometraje 6 am. ¿Cómo surgió la idea? ¿Por qué Sigur Ros?
Es un corto que hice cuando llevaba un año en N.Y. y la idea surgió porque me apabullaba la ciudad. La llegada fue más dura de lo que yo había anticipado y buscaba humanizar la ciudad, enseñar su belleza y de hecho hay mucho mar y agua en el corto, es
una historia de luz y espacio, en esa hora mágica del amanecer.

Era el momento de enamorarme de la ciudad, para mí no era tanto los rascacielos o los taxis amarillos, era encontrar un momento de calma en una ciudad tan dinámica y cansada.

La música también fue un proceso encontrarla, ya conocía a Sigur Ros y este grupo permite el uso de su música para proyectos no comerciales. Es hipnótica, tiene un crescendo pero que avanza de una forma que funciona para unir las diferentes localizaciones
y el cambio de oscuridad a la luz del sol, me ayudaba cohesionar la historia.

Este corto, hemos leído, simboliza las posibilidades antes un nuevo día, ¿qué posibilidades se abrieron con él para ti?
Es un corto muy importante en mi carrera porque fue el primer corto que ganó el Oscar de mi Universidad, fui la primera española que ganó este Oscar y en seguida me salió un trabajo. Estos premios ayudan a filtrar y hace que la gente te observe y te escuche entre tanta gente que hace cortos.

A pesar de que yo solo tenía experiencia como estudiante y algunas participaciones, me ayudó a tener un trabajo y te da visibilidad para que se te considere. Debo decir que hacer solo un buen corto no sirve, hay que seguir trabajando y no garantiza nada, pero es un buen principio.

A nivel personal, me hizo plantearme: al final, a lo mejor me puedo ganar la vida con esto. Me dio seguridad y que tal vez el sueño de hacer pelis era posible.

Tu trabajo tiene muchos tintes sociales y reivindicativos... ¿Crees que tener un trabajo que mucha gente ve, conlleva responsabilidades sobre qué cuentas y cómo?
Sí, porque lo que no se cuenta, no existe. Las historias que contamos son una semilla para el cambio y para llegar a mucha gente. Puedes hacerlo desde la conexión, desde lo que nos une o contar desde lo que nos separa, desde lo sensacionalista o histriónico. He pensado mucho en ¿quién soy yo para contar ciertas historias? Y sí, me gusta hacerlo con honestidad, con empatía y creando un espacio donde podemos vernos reflejados, desde nuestra humanidad.

Me parece que nuestro trabajo es muy potente, muchas veces lo que vemos en la tele, series... Nos hace conectar con personas que, en un principio, no tienen nada que ver con uno mismo o interiorizamos lo que está “bien” o “mal” o “normal”. Así que sí, es importante elegir qué cuentas y pensar cómo lo cuentas.

De entre tus múltiples e importantes premios como más de 10 Emmys o el Student Academy Awards, ¿de cuál te sientes más orgullosa?
Estoy muy contenta de estos reconocimientos aunque ganar nunca ha sido el objetivo. Me gusta mi trabajo y su proceso. Siempre es una alegría pero no es lo que persigo. Del que me siento más orgullosa es del Oscar de estudiantes, porque el corto lo hice sin ninguna expectativa, libre, lo pasé muy bien haciéndolo y es obvio que no lo esperaba, estaba aún en clase, soy de Ibiza pero mis profesores lo seleccionaron y, cuando gané, fue una sorpresa total. Y luego fue muy divertido, me llevaron a Los Ángeles, un súper hotel, vino mi familia, me llevaron a la gala, cóctel... No sé, fue algo que hice yo sola, muy interno, un proceso muy bonito y sí, me siento orgullosa de que ganara un corto de la Universidad Pública de N.Y. aún sin contactos. Me marcó mucho, me trae muy buenos recuerdos y me hizo ver que las cosas son posibles.

De todas tus facetas profesionales como directora, guionista, productora, ¿cuál te gusta más?
Se alimentan unas de otras y cada una tiene cosas que me gustan. Escribir, sola, en casa, pensar la historia e imaginar cómo son los personajes, me gusta mucho, me acompaña durante el día. También me gusta trabajar en el set, en equipo, rodar, ir solucionando problemas, compartir, delegar, improvisar a veces.

Rodar te obliga a estar muy presente, no puedes estar con la cabeza en otro sitio, tienes que estar muy centrada en lo que está pasando. Y cuando estoy editando, de nuevo sola, uniendo el puzzle, pensando soluciones... Cada parte hace que el trabajo sea diverso y no te aburras.

¿Crees que hoy en día es un lujo trabajar en lo que te gusta? ¿Cuánto tiene que ver el talento, presupuesto y la suerte?
Más que un trabajo siento que es una vocación. Es muy bonito trabajar de lo que me gusta. Mucha parte de mi vida tienen que ver con mi trabajo, como el hecho de que me pueda conectar a diferentes personas, historias, países, realidades, mundos... Me parece un privilegio. Es como tener acceso a muchas vidas, es tener conversaciones interesantes que me hacen crecer. Sí, mi trabajo está muy ligado a mi vida.

Claro, hay una parte de azar que no controlas, a veces trabajas mucho y no sé ve en el resultado. Creo que hay mucha gente con mucho talento pero para mí es más importante la capacidad de trabajo y las horas que le pongas, son sacrificios. El talento no tienen tanto peso. Y el presupuesto, hoy en día, con el acceso a los móviles o cámaras más baratas, ya no es tan necesario. Puedes rodar sin mucho presupuesto. La cuestión es profesionalizarlo, ahí ya necesitas un presupuesto más alto. Cuando no tenía el presupuesto he buscado proyectos a los que pudiera adaptarme e ir viendo cómo los financio.

Tiene que ver más con las ganas, la pasión, el compromiso y ponerte manos a la obra y avanzar. Eso es.